En Berlín, en primavera, el aroma de las flores plantadas en prolijas macetas se escapa por las ventanas de las casas; en Madrid, el aire huele a limpio, sin indicios de tabaco; en el parque Güell, en Barcelona, el olor a mar deja adivinar el Mediterráneo, al fondo del horizonte:son algunas de las tantas sensaciones que han quedado fijadas en el diario de viaje de Fabiana Blasco. Un diario de viaje en el que el olfato y el tacto reemplazan a la mirada.
Con 40 años recién cumplidos, Fabiana lleva 14 sin ver. A los 26 años se quedó ciega por causa de una diabetes y fue trasplantada de riñón. Todo eso le pasó cuando estaba cursando el último año de Ciencias Económicas. En ese momento se dijo que a nadie le iba a interesar un contador ciego, y se inscribió primero en Locución y después en Comunicación Social, en la Unsta. En la primavera europea, Fabiana visitó España y Berlín acompañada por su madre, española nacida en Santiago de la Espada que se debía el reencuentro con la patria de la infancia. Si para muchos argentinos de clase media el "viaje a Europa" es una suerte de ritual iniciático para (entre otras cosas) "ver museos", ¿qué vio Fabiana en su periplo europeo, con sus ojos que no ven?
Por lo pronto, cuenta que en España y en Alemania "nadie se la ha llevado puesta". Que no ha encontrado ninguna barrera para poder circular y disfrutar de la travesía. "En 40 días ni me lo han tocado al bastón", asegura Fabiana, marcando el contraste con Tucumán, ciudad "amigabilidad cero" para con los discapacitados visuales o motores.
Fabiana cuenta que en Barajas no tuvieron problemas, en términos de accesibilidad.
"La mayoría de los aeropuertos -explica - tienen resuelto el tema del tráfico aéreo, que implica que si necesitás que te acompañe alguien hasta el avion, o una silla de ruedas, ellos te lo resuelven. Si yo hubiera pedido el tráfico, me hubieran llevado a buscar las maletas y me habrían acercado hasta el taxi".
-Recordás cuál fue tu primera sensación en Madrid?
- Mi primera sensación al subirnos al taxi fue: qué grande parece Madrid. Mi mamá me iba describiendo cada cosa que veía. Como cuando ya estábamos caminando: me describía cómo era el edificio de Telefónica, cómo son las Cibeles. Pero aquello que yo podía percibir por mí misma eran los olores: en Madrid el aire parecía limpio, sin olor a cigarrillos. Y en el Palacio Real había olor a verde. Justo estaban cortando el pasto. Pero Madrid es más bien cemento. No fuimos al Museo del Prado, decidimos ir a los lugares en los que yo podía tocar. Fuimos al Museo tiflológico (Nde la R:tiflos, en griego, significa ciego).
- ¿Qué es el Museo Tifolológico?
- Es una experiencia increíble. Está en Madrid, y lo hizo la ONCe, que es la Organización Nacional de Ciegos de España. Uno va a ese lugar y toca todo. Una persona ciega, cuando va ahí, toca, por ejemplo, maquetas de la puerta de Brandenburgo (en Berlín), de la Alhambra, del Partenón... y cuando vas después al lugar "de verdad", ya sabés cómo es la textura del material, cómo son las formas. Lo mismo pasa con las esculturas:tocás y sentís el contorno de las figuras. Hay salas enteras dedicadas a maquetas de monumentos arquitectónicos nacionales e internacionales, con audioguías que te ofrecen información sobre el recorrido táctil de la maqueta y el estilo y la época del monumento) y salas con obras plásticas de artistas ciegos o con discapacidad visual grave.
- En tu viaje a Europa, ¿qué ha reemplazado a la vista?
- El olfato y la percepción de los espacios. En Barcelona, por ejemplo, el parque Güell y la Sagrada Familia son grandiosos. Gaudí ha sido un gran artista; y quizás sin querer ha hecho mucho por los ciegos; porque en el museo (en el mismo espacio de la Basílica) está montada la muestra de lo que él quería hacer: uno va al museo y está el girasol como él lo había puesto en la pared, están los materiales que había usado, te explican el modo en que tiene trabajado el hierro...También en Barcelona, en la casa de Güell (el Mecenas de Gaudí) en todas las paredes había distintos tipos de pajaritos. Una los tocaba y los sentía. Han puesto ascensor para gente ciega y audioguía para ciegos.
-¿En qué se diferencia esa audioguía de las otras?
- Esa audioguía describe las dimensiones de cada habitación. En la casa de Güell había una parte que era como un pasillo que conectaba a una habitación con una sala de estar. Entonces, decía: "si usted pone las manos al costado se va a dar cuenta que la dimensión es de tantos metros; y si usted alza la mano se va a dar cuenta de que en el techo hay tal dibujo. Está todo hecho para que una persona pueda orientarse. En Toledo también he tenido vivencias muy intensas. Cuando iba recorriendo esas callejuelas adoquinadas que suben y bajan, el barrio judío, la sinagoga y la mezquita, mi cabeza viajaba 500 años en el tiempo.
- A los paisajes, si no te los describen,¿cómo los percibís?
- A través del aire, del olor... En la costa de Barcelona, por ejemplo, te envuelven el olor del mar y el ruido del oleaje... Yo creo que el que percibe todo a través de los ojos es como que relega los otros sentidos. En España, en Hornos, hay una capilla de madera que tiene un mirador; y al costado está escrito en braille todo lo que vos podés ver desde ese mirador. Acá, eso casi no lo encontrás en ningún lado; y no es caro hacerlo;falta voluntad.
- ¿Cuál es el tipo de paisaje que mas podés disfrutar, sensorialmente?
- Yo tengo casa en el Mollar y me encanta ir; camino, me manejo bien en las piedras. Pero en lo sensorial, creo que es el mar. Porque el hecho de caminar en la arena, las olas que te tocan la planta del pie, el ruido de las olas y el olor del mar , creo que es lo que más puede disfrutar una persona ciega. Porque el río, si bien es maravilloso el ruido del agua tocando las piedras, o el canto de los pájaros, es más peligroso, porque tenés que sortear más obstáculos.